Pues ya se ha ido. Llegó con ganas de comerse todos los croissants y crepes de Paris, y al darse cuenta de la imposibilidad de su empresa cogió sus bártulos y un avión de vuelta a casa. Me ha dejado un espejo en el bolso, una postal en la silla-mesilla, un montón de buenos consejos, un visto bueno que me ha sabido a victoria y muchos recuerdos que se acumularan con otros miles que hemos construido juntas.
París parloteando de todo, parándonos en los puestecitos del sena, probandonos vestidos, y prometiéndonos volver a esos sitios, Paris de té a la menta y brownies y vino y guitarra.
Ha sido un viaje estupendo, que me ha despertado las ganas de seguir descurbriendo Paris!
1 comentario:
y ahora en Madrid las calles me parecen pequeñas y la gente poco glamourosa... me has mal acostumbrado!
estate atenta que en una de estas me cojo un easyjet para hacer todas las cosas que nos han quedado pendientes.
comunque, gracias a ti!
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