viernes, 28 de enero de 2011

post-nagasaki

Es muy raro eso de las emociones.

A veces te da por llorar, y estar triste y no sabes por qué.

Bueno, a mi me pasa.

Los exámenes son un período particular, quizás simplemente una excusa para permitirnos salidas de tono o actitudes (auto/hetero) destructivas…pero sea como sea no puedes evitar estar cansada, y verte gorda, y fea, y con la piel hecha un asco, y con la sensación de que no vas a poder dormir sin despertador nunca más, y con sentimientos de culpa si lo haces…

Construyes castillos en el aire y luego los bombardeas sin piedad, y te recreas en los sentimientos de pérdida que te provoca ver volar por los aires el torreón principal, y el dormitorio de la princesa. Y como no puedes parar de estar triste, porque es aditivo, decides bombardear los castillos de los demás, quizás porque quieres un poco de empatía hacia tus sentimientos, quizás simplemente porque eres mala persona y te divierte joder al personal, porque te crees que tienes derecho a todo. Y las sonrisas son amargas, y las lágrimas que te chupas antes de que lleguen a mojar los apuntes saben un poco a mar.

Todo parece mas lejos, o más tarde…los minutos horas y los metros millas. Todo parece inalcanzable y sin embargo cuando miras la hora has perdido toda la mañana sin hacer nada productivo. Te preocupa el tiempo, tener demasiado, no tener suficiente.

Y lo peor es que la gente te apoya, y tu no te lo mereces, te apoyan como tu lo haces con los que no se lo merecen porque sabes que lo necesitan, y te jode que sean buenos, y que intenten consolarte y que no te manden a la mierda, porque a lo mejor si te enfadaras no estarías triste. Y joder, es una puta mierda estar triste…

Voy a recoger los pedazos de mis sueños que han quedado intactos de mi guerra personal de hoy y guardarlos en una caja fuerte hasta después de exámenes. Luego los reconstruiré con mimo y los amaré de nuevo, pensando que son incluso más bonitos que al principio, y los dejaré en el aire, de nuevo, hasta que un nuevo torbellino de ira y desesperanza, de cansancio o de dios sabe qué se los vuelva a llevar por delante y me haga llorar otra mañana.