jueves, 4 de marzo de 2010

absurdo

he vuelto de clase en tren, como cada día, y en medio de mis pensamientos sobre lo humano y lo divino he visto una mariquita que me ha tenido entretenida casi todo el viaje.

me daba miedo, y asco, es raro porque las mariquitas son adorables, o eso me parecían cuando era pequeña...sin ambargo no me ha gustado nada hoy, era un bicho sin más.

Después de llegar con tesón casi al final del cristal un parón del metro le ha dejado en el borde de la ventana, demasiado cerca de mi brazo para mi gusto, asi que con asco y un ridículo miedo la he empujado hacia el lado contrario (total, la tipa que estaba enfrente llevaba durmiendo todo el viaje) con la mala suerte que la he volcado.

No podía darse la vuelta y yo no podía dejar de mirarla, ni siquiera podía ayudarla paralizada como estaba entre mis dos desagradables sentimientos hacia ella. La veía mover todas sus patitas de bicho y luego parar, y cuando cogía aire volver a empezar, y asi cada vez que tenía que parar por agotamiento; he pensado que había mucho de filosófico en eso, y luego he pensado que había mucho de patológico en pensar que pudiera haber algo de filosófico, asi que he continuado mirandola evitando hacer comparaciones con la vida.

Entonces, mientras seguía cuestionandome porque coño no ayudaba al bicho, y contestandome desde mi irraciocinio con imagenes de la mariquita cabreada y tocándome el tren ha frenado y la mariquita se ha caído, he buscado en el suelo, cerca de mis botas, con el susto en la mirada y no la he visto, asi que en un acto absurdo me he levantado y he cambiado de sitio, con una vana sensación de culpa.

Me he acordado de golpe de una frase de una película-romantica-asquerosa-que-tanto-me-gustan en la que la rubia pirada de pinza explicaba a la amiga recién divorciada y frígida que cuando era niña se fue a buscar mariquitas al bosque, y cansada de no encontrar ninguna se durmió a la sombra de un árbol y cuando se despertó estaba llena de mariquitas.

Creo que es buen momento para consultar esto con un profesional, mi repulsa a las mariquitas, el porqué me pica todo, y porqué, en verdad, de alguna manera espero su venganza.