lunes, 16 de mayo de 2011

volver a escribir

Blogger ha decidido que no está hoy de humor para dejarme volver a escribir, y yo decido ganar escribiéndolo en Word y pensando que ya lo subiré cuando pueda. Lo importante al final es escribir.

Hay dos cosas que me han devuelto las ganas de escribir, una detrás de otra, como si fueran una llamada concreta y especifica.

La primera el camarero del bar olímpico, cerca de chueca. La segunda Lucía empezando un blog, haciéndome recordar lo especial que es tener algo ahí, para ti, para todos, solo por si alguien decide leerte, escucharte. Solo una excusa para ponerte delante del ordenador y no solo para robar información a internet si no para dar, para construir.

El señor del bar me cayó bien desde el principio, por la manera en que sonrió cuando le dije que solo quería agua para acompañar la cerveza de chris y aún asi me la puso con hielo y la tapa era para dos. Tenía cara de camarero, de dueño de bar de toda la vida, de persona que ha visto de todo y conoce a cada uno por su nombre y apellido, y que sabe quienes van a volver y quienes se metieron por casualidad, porque era el primer bar abierto.

Me cayó bien por las caras de complicidad y paciencia que ponía mientras un cliente medio borracho gritaba improperios mentando a la madre de muchos y haciendo referencia a la poca decencia de casi todos. Hablaba a voz en grito y perdía perder la razón por momentos, aunque por lo que pude entender no la tuvo nunca. Gritaba, insultaba y se dirigía al camarero diciendo “si no fuera porque te respeto hubiera mandado a la mierda a esa golfa” o “si no fuera por ti, y que por ti me calmo, le hubiera dado dos hostias a matute” y el camarero seguía de aquí para allá, afirmando con la cabeza.

Cuando pedimos la cuenta cerró la puerta del bar y nos dijo en voz baja “no os preocupéis, ahora os dejo salir” y nos trajo la vuelta pidiéndole que le acompañáramos por la puerta de atrás, y nos metió por sabe dios donde y acabamos en un portal, y aún así se tomó 2 minutos para decirnos que el señor en cuestión no era un mal tipo, que estaba teniendo unos malos días, que cerraba la puerta para que se calmara, para que no asustase a nuevos clientes ni se agobiara.

Yo supuse que le daría otra de lo que estuviera tomando y le escucharía, como buen camarero-psicólogo-sacerdote-amigo de los que te cuentan los abuelos que había antes. Que le daría la razón perdida hasta que se relajara y una vez calmado le diría con tacto y tiento que se había pasado, y que ni matute ni la golfa tenían la culpa del paro, o del divorcio o de lo que le hubiera pasado al presunto buen tipo en cuestión.

Abriría la puerta y dejaría que volvieran a entrar los clientes de toda la vida, y también alguno como nosotros de los de “este mismo que parece que no está mal”

En cuanto salimos del portal dije que escribiría sobre él en el blog.

Al día siguiente lucía me pasó el link del suyo. Luciayelflexo, tal y como es ella.

Aquí estoy de nuevo!