sábado, 3 de julio de 2010

je suis fatiguée (ye suí fatigué)

Odio Paris, bueno, es mentira, en verdad amo Paris...pero me hace sentir como una pobre con pretensiones. Me hace odiar la ausencia de abundantes ceros (a la derecha) en mi cuenta corriente. Pero eso me motiva para estudiar, formarme mucho y ser rica (y si veo que no funciona operarme el pecho y buscar a algún tonto con pasta)

He salido de casa (después de 7 lecciones de francés online) a las 2 de la tarde, y como con mi tarjeta no puedo coger bicicletas (ohh!! nooo!! gritos de angustia...no os preocupeis, queridos fans, ya encontraré la manera de arreglarlo) pues he decidido caminar, y caminar y caminar...y eso es lo que he hecho desde las 2 hasta las 8:15, que he quedado con Marcos.

Mis descansos han sido para comer sushi, para probarme ropa e incluso para hacer la cola por unas maravillosas botas de 80€ que después he decidido que no podía permitirme, para tomar medio litro de zumo de naranja natural y ahora que no nos escucha nadie para tumbarme destrozada en un banco como si fuera un mendigo. Lo se, he roto todo el encanto de la historia, pero es que me dolía cada milímetro del cuerpo. Han sido la cena y el partido lo que me han devuelto a la vida, aunque sigo siendo un esbozo de mi misma.

He amado Paris, sus calles, sus escaparates, el río, la gente...es como si Paris fuera moda en sí misma, como si mirases donde mirases pudieses hacer una foto. Creo que he metido demasiada información en mi cabeza, demasiadas imágenes y sensaciones para un solo día. Estoy borracha de París, mis pies están saturados de Paris.

A parte de eso, comentar que he saciado mi vena de compradora compulsiva comprando el libro del petit-prince (petí-pjins) y unas postales, y que casi muero de la tensión viendo el partido.

Me gustaría ser más interesante, pero es lo que hay.

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