mi trasferisco

he llorado

si, mamá, se qu después lo leeras y me harás el comentario y todo eso, pero de verdad tengo que escribir sobre esto...más que nada porque me gusta tener un recuerdo de todo lo que me está pasando importante en el Erasmus, y algún día me gustará volver a leerlo.

No es que no sea maravilloso vivir al lado del retiro, poder ir al sol andando, que no me de pereza comprar en fuencarral y esas cosas, ni siquiera es que no piense que sea lo más normal y lo más justo, es solo que la idea se me agarra un poco en la garganta.

No puedo imaginarme no estar a diez minutos de un café en el calamillor con Almudena, de un "baja Pou" cuando este al lado de su casa, de un volver todos juntos en buho, o ir a la universidad con Rubén, mensaje de 15 minutos más incluído. No se como será habituarme a aparcar en el centro, a coger el coche en el centro, a necesitar el tren...

Yo se a cuanto estoy de la vaguada, donde comprar, donde cortarme el pelo, a quien llamar a que horas porque bajará, se calcular a cuanto estoy de cada sitio según la linea 9, la linea 7 o el 133, se que tengo mucha suerte porque soy la única con las llaves de la azotea.

Pero bueno, que lo único que me aterra es el volver, supongo...los cambios que haya de golpe: una vuelta no todo lo deseada que debería ser, volver a no ser Erasmus, a una casa sin Irene, a una universidad sin muchos de mis amigos porque son ellos los que se han ido fuera, a no vivir en la residencia a dos metros de todo el mundo.

Asi que nada, vida nueva casa nueva, ya lo reza el popular dicho...supongo que lejos de ser lo último que necesito a lo mejor es un recipiente ideal para meter toda mi nueva vida, porque se cierran etapas y se abren nuevas, y algo me dice que el Erasmus ha sido sobretodo una euforica y completamente perfecta transición entre dos períodos muy diferentes.

ya está, desahogada...más o menos