jueves, 20 de noviembre de 2008

il giorno dopo

ayer estuve cerca de 2 horas en una cafetería al lado de mi residencia, tomando un capuccino que quitaba el sentido y acompañándolo (el día se lo merecía) de un bollo relleno de crema.

En todo ese tiempo que Yolanda y yo perdimos del curso de italiano surgió le gran frase "no hay mal que por bien no venga" y ella me explicó que un profesor de literatura les había dicho que estaba equivocada, que se decía "no hay bien que por mal no venga" y entre sorbo y sorbo analizamos las dos versiones.

creo que yo hoy soy la prueba de ambas:

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA: llega un momento en que, de acuerdo, ha ocurrido un mal, pero eso no significa que no puedas disfrutar de todas las ventajas racionales que conlleva. Todo mal lleva consigo un bien

NO HAY BIEN QUE POR MAL NO VENGA: todos los bienes son respuesta de algo malo que ha sucedido antes. Cuando estás mal todo lo que te pasa normal acaba interpretándose como un bien. Y oye, es cierto, hoy la ducha caliente era especialmente reconfortante, la piña con galletas del desayuno me ha sabido mejor que nunca y me ha cundido la mañana de estudio (y eso, creedme, es un gran bien)


así que nada, puedo decir que tras el descanso de felicidad agotadora que ayer decidí cogerme por cuenta de la casa hoy todo huele distinto, y miro mi habitación llena de fotos y de carteles y me siento en casa.

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